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Pensamiento Paralelo
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Pensamiento Paralelo

de Kiko Amat

En el autobús hacia Gràcia, Julián se columpia en la barra con ambas manos mientras piensa en la situación. La forma en que su cerebro funciona es ésta:

Aparece la idea prioritaria.

Las prioridades de Julián son como los temporizadores en forma de gallina que la gente tiene en la cocina. Uno lo pone en marcha para diez minutos y cuando han pasado suena un timbre y el reloj se para.

Las prioridades de Julián tienen fecha de caducidad como la leche de vaca. Hay que utilizarlas en el momento o se ponen malas.

Uno se puede tirar horas inventando metáforas sobre las prioridades de Julián.

Es divertidísimo.

Tenéis que probarlo un día de éstos.

Cuando la prioridad se pasa de fecha, o se desconecta de un timbrazo o cualquier metáfora que uno quiera inventar, Julián cierra la puerta de Mundo Uno y conecta el Pensamiento Paralelo. Este acto puede ser consciente o no. Una vez en Mundo Paralelo la prioridad puede mantenerse o canjearse por cualquier otra. El espacio de tiempo que Julián pasa en estado de Pensamiento Paralelo es impredecible.

No hay demasiadas reglas en Mundo Paralelo, la verdad.

Asi que la nueva prioridad de Julián en Mundo Uno es Octavia. Le gusta esa chica. Desgraciadamente la prioridad inmediata en Mundo Paralelo puede ser un mensajero del Emperador nombrándole Duque de Postcard con gran boato, un repaso de su vida como Superhéroe extraterrestre en Barcelona o Julián transformado en click de Famobil andando por la calle tratando de no doblar los codos ni las rodillas.

Ese tipo de cosas.


Kiko Amat, "El día que me vaya no se lo diré a nadie"
Barcelona: Anagrama/Contraseñas. 2003.