Loading...
 
M. Villar Raso's review of In Watermelon Sugar - Spanish
Print
Español
El mito como consumo: Richard Brautigan

Por M. Villar Raso?

^"Vivo una vida amable en una cabaña. La vida amable la veo desde mi ventana. Es bella. La puedo ver con los ojos cerrados y tocarla... no hace falta viajar con el azúcar de sandía.. Nuestras vidas se han hecho a base de azúcar de sandía y luego las hemos llevado por la vía de los sueños a lo largo de caminos de pinos y piedras" (In Watermelon Sugar. New York. Delta. 1968).

Basándose en un preciosismo extraordinario, que no tiene necesariamente una percepción firme en la realidad, el mito americano vuelve a resurgir de sus cenizas en Brautigan con una fuerza tan extraordinaria que hace pensar, no ya si alguna vez dicho mito ha existido sino si ha dejado de funcionar cuidadosamente manipulado. Son los intelectuales europeos de la Ilustración, con Rousseau a la cabeza y el sentimentalismo optimista del XVIII, quienes inspiran su moderna arcadia del XIX a la sensibilidad americana, con una sociedad rural agraria y puritana abierta para todos que ofrece, según Thoreau, una salida hedonista solidaria, amable y de fácil adquisición, que está presente no sólo en pintura y literatura sino en el subconsciente del americano medio actual.

"Puedo ver bosques de pinos y ríos que fluyen de esos bosques de pinos", dice Brautigan, "los ríos son fríos y limpios y hay truchas en los ríos."

Puedo ver campos de sandías y arroyos que fluyen a través de ellos.

Hacemos muchas cosas con el agua de sandía aquí - ya hablaré de esto - incluido este libro escrito desde una vida amable. Todo esto se recorrerá viajando con azúcar de sandía."^
Buena parte del libro, según Neil Schmitz, se ha escrito en Bolinas?, pequeña comunidad costera en el norte de California, tan lejos de San Francisco hoy como la granja Brook, en la que Hawthorne colocó su arcadia en el XIX, del Boston de entonces. En su ambiente bucólico viven artistas, académicos y campesinos precisamente la vida placentera que siempre se ha ofrecido como asequible al americano medio, la arcadia preindustrial que siguen llevando en el subconsciente y que existe en la realidad como los ríos de aguas claras y frías donde se puede pescar — aunque se trata de ríos que no sean otra cosa que calles de San Francisco — de los que nos habla el escritor en (Trout Fishing in America o La Pesca de la Trucha en América. New York. Delacorte Press, 1968).

En la historia de la imaginación popular americana no hay una fecha para esa arcadia o tierra de perfecta armonía y en ningún momento se ha dejado al individuo de dársele en píldoras o ha aparecido de una forma consistente en su literatura inicial, pues ya Hawthorne la desmitifica en Brook Farm y Poe la destruye muy en sus comienzos. Y sin embargo, incluso hoy, como demuestra Brautigan, el sueño o la nostalgia de esa arcadia, sigue siendo posible y se vende, convenientemente tratada, de forma increíble. En la primera novela, Margaret, apasionada por la arqueología, se cuelga de un manzano delante de la estatua de los espejos. Ella trataba de deformar el mito mirando hacia el pasado, mas el mito no está en la historia sino en la naturaleza, por eso su muerte. En Pauline, en cambio, que ama los arroyos y los bosques y la vida natural tal como existe, sin distorsiones, nostalgias o añoranzas, sin complejidades ni complicaciones intelectuales, es decir, viviendo el ideal que es potencialmente factible o debe serlo, el idilio pastoral dulzón del azúcar de sandía — que tal vez es su misma fuerza erótica- recibe una aceptación cabal y plena por parte del escritor protagonista. Con Margaret, su mujer, "la trucha tenía problemas para dormir", con Pauline en cambio,

"su cuerpo me llenaba de sueño con la fuerza de una banda de trompetas... Pauline era la muchacha que me llevaba la linterna en nuestros paseos nocturnos. Pauline era la muchacha que yo buscaba con desasosiego por todos los caminos encontrándomela en este lugar este puente, este río, estos árboles, este bosque de pinos."

La belleza de este mundo de azúcar de sandía es innegable, lo problemático es su existencia, pero esto no importa o arredra a Brautigan que pesca sus truchas "desnudo y sin ocultarse", como Whitman, en una tierra siempre verde y que ha conseguido librarse de la vida agresiva del resto del país, siendo por tanto un perfecto refugio para la vida moderna, incluso por encima del aborto y la trasgresión, como en su tercera novela The Abortion: An Historical Romance (New York; Simon and Schuster, 1970), donde también se consuma el mito. El Aborto acontece asimismo en una comunidad de hombres libres que es California con "gaviotas que disfrutan una libertad dulce y tan llena de sentido" como el cuerpo de la protagonista: "este cuerpo que eres tú y que debes acostumbrarte a él porque es todo lo que tienes y del cual no puedes ocultarte." Cuerpo tan bello que el pueblo debería hacer con él un parque nacional, pues tiene el poder de transformar nuestras vidas, la del escritor, que una vez consumado el aborto dejará su sofocante trabajo en una biblioteca (la arqueología de Margaret), por la explosión de una vida nueva junto a la protagonista, "Vida", con quien resurgir de nuevo en la naturaleza.

Con novelas como In Watermelon Sugar, Trout Fishing in America y The Abortion: An Historical Romance, junto a un lenguaje mitológico de símbolos felices donde "ideath" significa "vida amable", "Watermelon sugar" el goce erótico de esa vida amable etc., Brautigan toca todos los mitos americanos entrando, por la puerta falsa, en la gran corriente de esta literatura, en la vida sencilla predicada por Emerson y practicada por Thoreau, en los arroyos de montaña en los que Hemingway? acostumbra curar a sus héroes y guardarlos en perfecta juventud, en la corriente populista de Whitman que tanto contribuyó a mantener vivo el mito de la progresista y agradecida democracia americana tan generosa con todos. Y lo de menos es que en La Pesca de la Trucha en América los ríos se hayan convertido en calles bajo las que corren alcantarillas malolientes o que las truchas bajen muertas por los ríos contaminados del país en los que el protagonista se ve obligado a eyacular a toda prisa su semen que se junta con la trucha y corre su misma suerte. Lo importante es que la frase es feliz y tiene impacto fácil, importando poco que sea o no real el producto, que sea o no posible la vida en la naturaleza y que queden bosques donde tal clase de vida sea posible. Lo importante es que el sueño de América sigue vivo y continúa, que el mito de arcadia no está muerto y que en la imaginación de todos podemos reconstruir y "tocar nuestros instrumentos" aun en medio de ciudades monstruos como Nueva York o San Francisco.

Una vez muerta Margaret y enterrada "es costumbre aquí hacer un baile en la piscifactoría. Todo el mundo viene y hay una buena orquesta y un buen baile... La gente llega de las ciudades para el baile media hora antes del anochecer... Todo el mundo está contento. Los músicos sacan sus instrumentos y esperan a que anochezca... La trucha nada en la cerca. Todos bailamos a su alrededor. Paulina está muy bella... yo escribo".



Camp de l'Arpa: Revista de Literatura? 19
1975



Copyright note: My purpose in putting this material on the web is to provide Brautigan scholars and fans with ideas for further research into Richard Brautigan's work. It is used here in accordance with fair use guidelines. No attempt is made regarding commercial duplication and/or dissemination. If you are the author of this article or hold the copyright and would like me to remove your article from the Brautigan Archives, please contact me at birgit at cybernetic-meadows.net.